ANTIOQUIA ESPIADA
[Columna publicada en Bajo la Manga el 3 de julio de 2013]
Esta columna fue publicada cuando sucedió el escándalo de las chuzadas al Consejo de Redacción de Teleantioquia Noticias, las cuales vincularon al exdiputado liberal Julián Bedoya Pulgarín, hoy congresista y presidente de la Comisión de Acusaciones de la Cámara, y al diputado Adolfo León Palacio.
No
sé cómo más manifestar mi descontento e indignación por el escándalo que
nuevamente protagoniza la Asamblea Departamental, la misma corporación de la
que hace parte el político Rodrigo Mesa Cadavid, el ventrílocuo de Pablo
Escobar y Rodríguez Gacha, un santo que reparte plata en el
recinto de la democracia antioqueña como raspachín en burdel. Y ni qué decir
del heredero político de César Pérez García, autor de la masacre de Segovia, el
diputado Adolfo León Palacio, Rector de la Universidad Cooperativa de Colombia.
Todavía
tengo en mi memoria la denuncia de Germán Jiménez Morales, periodista de El
Colombiano, cuando sacó de la rasca del anonimato la corrupción de Jorge
Hernández Quiñónez, Exdirector de Participación de la
administración Ramos Botero, quien para hacer su campaña a la Asamblea se
aprovechó de las degustaciones de licor de la Fábrica de Licores de Antioquia
(FLA). Como él es diputado la Contraloría General de Antioquia ni se da por
enterada.
Esa
misma Asamblea con su Presidente Jaime Cano, de la casa Suárez Mira, es
cómplice de un delito de espionaje a un periodista por el hecho de denunciar la
seguridad de Medellín y develar los clanes de la política
antioqueña, la misma que Fajardo llamó en su momento “política de
alcantarilla”.
Qué
puede ser más escandaloso: ¿repartir plata de dudosa procedencia, ser heredero
de un paramilitar juzgado y sentenciado a 30 años de prisión, o chuzar el
Consejo de Redacción del noticiero Teleantioquia?
Estamos ante un atentado a la privacidad del periodismo. ¿Quién filtró la
grabación? ¿Con qué criterio y con orden de quién? El sigilo profesional se ha
vuelto público.
Este
vergonzoso hecho tiene las mismas características de las chuzadas del DAS o del
escándalo que hoy rodea a Obama por la interceptaciones ilegales, por lo que
debe ser bautizado como el Asamblea-Gate. En qué país se
permite chuzar a los periodistas y presionar a la directora de un canal
regional para que le llame la atención a quien ha puesto a la Asamblea contra
la pared, porque allá hay muchos políticos con oscuros prontuarios.
Si
a Sergio Fajardo, Gobernador de Antioquia, le grabaron una expresión vulgar
estando al aire en una cadena radial, no me imagino
las expresiones que pudo haber dicho Juan Pablo Barrientos, director de
Teleantioquia Noticias, contra los sinvergüenzas de diputados que se ganan la
plata de ojo y pasan por alto bochornosos escándalos de sus colegas. Ellos, los grandes antioqueños, se creen
con el derecho de cobrar honorarios sin sesionar e irse a ver un partido de
fútbol. ¡Qué belleza de representantes! ¡Corruptos!
Desde
mi posición de columnista de opinión he sido un crítico fuerte de los medios de
comunicación, exigiéndoles cumplan su tarea de ser los cancerberos de la verdad,
porque el periodismo no puede estar a merced de los políticos ni de los
empresarios, porque cuando se tiene empeñada la conciencia se pierde la
objetividad y la imparcialidad.
No entiendo cómo el periodismo perdió de un momento a otro su posición dentro de la
jerarquía de poderes, parte del cuarto poder en que se han convertido los
medios, porque antes que huir los
corruptos son los periodistas quienes deben asilarse. El periodismo se está
rebajando al nivel de los politiqueros.
¿Qué dice Sergio Fajardo? Exigimos un pronunciamiento enérgico del
Gobernador contra la mafia en que se ha convertido la Asamblea de Antioquia, en
donde se ha estado poniendo en burla la institucionalidad y los órganos de
control, y en donde el Comité de Ética, el mismo que preside el
protagonista de las chuzadas en Teleantioquia, Adolfo León Palacio, no ha
tomado sanciones contra el diputado de las palabras excrementales.
La
Asamblea de Antioquia se volvió una piñata.
Lo más particular, de todo el
escándalo de las chuzadas, es que los
diputados Mesa y Palacio, y el exdiputado Julián Bedoya, enemigos acérrimos de
Juan Pablo Barrientos, son militantes del Partido Liberal. ¿Qué tiene que
ver Aníbal Gaviria quien fue uno de los más denunciados por su ineptitud para
contrarrestar la inseguridad de Medellín? ¡Averígüelo, Vargas!
No
sé si seré demasiado fatalista pero en la Gobernación también deben estar
chuzados, porque Fajardo ha hecho una administración
contraria a las expectativas burocráticas de la Asamblea, quienes estaban
acostumbrados a revolcarse en el veneno y a ser los mandamases de Antioquia. ¡Solapados!
¿Probabilidades
de encontrar los responsables de las chuzadas?
Mañana aparecerá otro escándalo que opaque el bochorno de lo que pasa en la
Asamblea.
No
vayan a salir con que la que chuzaba era la señora de los tintos,
como en la Corte Suprema de Justicia.