SOBRE ESTOS MUERTOS EDIFICARÉ MI IMAGEN


Como nunca antes había sucedido, la imagen del expresidente Álvaro Uribe Vélez, señalado por la Corte Suprema de Justicia de haberle comprado el voto de la reelección presidencial con puestos, dádivas y sobornos a Yidis Medina y a Teodolindo Avendaño, por lo que tres de sus exfuncionarios más cercanos están condenados, se ha visto ufanada por el aprovechamiento de los muertos, me refiero a los 11 soldados asesinados por las Farc en el Cauca, de los que el Centro Democrático (CD) han sacado más provecho que de marrado decembrino.

Al mejor estilo de los medios amarillistas como El Espacio y el Q’hubo, las redes sociales del expresidente (Twitter, sobretodo) y de sus senadores, sumados a la horda de militantes y simpatizantes del CD, se llena de fotografías y de comentarios desobligantes, en donde se expone con vileza y mezquindad la humanidad de los soldados de la patria, llamados por ellos “héroes”. Nada más mendaz.

El que el expresidente Uribe Vélez se haya aprovechado del funeral de una de las víctimas, así el padre del soldado se lo haya pedido, demuestra su oportunismo. El todo vale, con tal de aumentar su popularidad en estos momentos de “ataque” desde la rama judicial.

Al mejor estilo del pasaje bíblico: sobre estos muertos edificaré mi imagen.

Me parece estar viendo a Álvaro Uribe subiendo hacia un trono por sobre los cadáveres de los soldados que dice defender, pero de lo que no se acuerda es que aun muertos tienen dignidad. Esa no es disculpa para no publicar en Twitter la foto del cadáver destrozado, mutilado o con esquirlas mortales que le dejaron expuestas las vísceras. Para hacerle el mal a Santos todo vale.

Como en los mejores tiempos de la Seguridad Democrática, la doctrina sobre la cual se dice “se recuperó la territorialidad del Estado”, cuando se exponían en los medios los cuerpos de Raúl Reyes, tirado en una camioneta, y de Jorge Briceño, alias “Mono Jojoy”, hinchado y destrozado por las esquirlas de las bombas lanzadas contra su campamento, Uribe expone a los soldados y el dolor de las familias a la palestra pública, como si fuera un método de escarmiento, al decirle al pueblo que debe odiar y rodearlo a él para que esto no siga sucediendo.

O por qué no recordar cómo se hizo alarde de la muerte de Iván Ríos, a quien uno de sus escoltas le cortó la mano y la trajo, ante las autoridades y ante Uribe, como prueba del asesinato y extinción de uno de los jefes de las Farc. Mejor caricatura de la época del uribismo no pudo haber hecho  Vladdo en su “Paracio Presidencial”, en donde está desde la mano de Ríos hasta los falsos positivos, pasando los escándalos de los hijos de Uribe.

Otros periodistas, salidos del esquema periodístico que ha impuesto de nuevo Claudia Gurisatti, quien “uribizó” de nuevo a Noticias RCN, han recordado con tino los excesos del paramilitarismo en la época en que negociaban con el gobierno la desmovilización, cuando dirigían las alianzas con grupos políticos, mandaban asesinar investigadores y defensores de derechos humanos. Ni siquiera cuando se produjo la fuga de Diego Fernando Murillo Bejarano, alias “Don Berna”, de la reclusión de San José de Ralito, hubo tensión en la mesa de diálogo que dirigía Luis Carlos Restrepo, como comisionado de paz. ¡Qué brillantes!

Según cifras de la Defensoría del Pueblo entre 2002 y 2010 se produjeron 3500 bajas contra las Fuerzas Armadas, siendo estos soldados de los estratos 1, 2 y 3. Es decir, los pobres que iban a la guerra como soldados regulares fueron las víctimas. Ellos le sirvieron a la patria y a la Seguridad Democrática. Y también se aumentaron las ejecuciones extrajudiciales, por el mismo afán de buscar resultados de la ofensiva contra las Farc. Por cada muerto varios días de permiso. Así hubiera que ponerles camuflados a los muertos, como lo ha desentrañado la justicia y los investigadores, lo importante era tratar de ganar la guerra.


Sobre estos muertos edificaré mi imagen. Esa es la consigna de campaña del uribismo, mientras busca por todos los medios frenar el proceso de paz de La Habana.  

Entradas populares de este blog

Conrado López Ceballos, «Mi General», un ladrón olvidado

Investigación | Elkin Amado Osorno Agudelo: el «maestro» de la estafa en Barbosa

[Listado] Estas son las 633 -no eran 533- víctimas de Los Doce Apóstoles entre 1990-1998