El Alcalde de Yarumal y el Gestor privatizaron la Casa de la Cultura

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Todo se remonta al año 2015. El banco Davivienda le hace una oferta al alcalde Miguel Ángel Peláez Henao consistente en apadrinar algunos procesos de la Casa de la Cultura ‘Francisco Antonio Cano’, un espacio público al servicio de la ciudadanía, que aunque siempre ha contado con una miseria de presupuesto, y siempre se invierte mal, ha cumplido con su función pública.

Sí, es cierto, el presupuesto de dilapida en la celebración del Combate de Chorros Blancos, en donde dan francachela y comilona a los “académicos” que viajan desde Medellín, o en la semana de la cultura, una actividad de una semana en donde se invierte un sinnúmero de recursos que pasan sin pena no gloria. Nada más. La actividad cultural en Yarumal se reduce a dos o tres funciones de teatro, a hablar de proyectos cuantiosos y millonarios que nunca se hacen, según he podido escuchar del actual Gestor de Cultura, Juan Fernando González Álvarez. Muchos proyectos y un semestre sin promotores ni procesos activos.

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Fui afortunado en tener la dignidad de ser Gestor de Cultura, en el segundo semestre de 2012, luego de mucho tiempo sin que hubiera un doliente, ante la limitación jurídica de nombrar un director en propiedad, como cuando estuvo durante más de una década el profesor Antonio Morales, el primero y el último en ocupar dicho cargo.

Ahora volvamos a lo que sucede en la Casa de la Cultura. De tajo el nuevo Gestor, con la aquiescencia del alcalde Julio Areiza, que apenas si tiene idea que la cultura existe, así todo sea cultura, desde el aseo hasta la falta de entendimiento de la política, porque todo ya hace parte de la cultura, se fueron para Campamento a conmemorar el Combate de Chorros Blancos. Igual gastaron dinero, porque la fiesta salió de cuenta del Municipio de Yarumal.

Como si estuviéramos repitiendo la historia, de cuando la enfermera profesional Adriana Almanzar Salazar fue Secretaria de Educación, la Casa de la Cultura está siendo ultrajada y desmantelada por las ideas brillantes de Alcalde y del Gestor. Primero fue la biblioteca Epifanio Mejía, desmantelada por iniciativa de la secretaria Almanzar, quien decidió sacar los libros que ya no servían (para ella), y dejarlos al sol y al agua en los pasillos del patio central de la Casa. Ahora es el gestor González, quien está sacando todo lo que era parte de los procesos culturales, desde Cano Teatro, un colectivo que se ha ido abriendo paso en los últimos años con el montaje de buenas obras, hasta el grupo de chirimía y otros colectivos culturales. Todos fueron echados a la calle. Ahora Davivienda es quien pondrá la plata, las condiciones y tendrá el comodato de la segunda plata de la Casa de la Cultura. La disculpa de los últimos días es la falta de presupuesto para nombrar los monitores. Un semestre pasado en blanco. He ahí la disculpa para sacarles los chiritos a la calle y recibir a manos llenas de la inversión de Davivienda.

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Volviendo al cuento. El alcalde Peláez Henao tuvo sobre su escritorio la propuesta de Davivienda, quien invertiría una suma considerable, no recuerdo si $400 millones o menos, pero era muy considerable. Ante tal propuesta y evitar un sisma entre los actores culturales se sometió a decisión del Consejo Municipal de Cultura, que también fue abolido por el actual Gestor y el Alcalde, quienes tomaron la decisión de no aceptar la propuesta del banco Davivienda. Hasta ahí estaba salvado un espacio público creado para uso público, como lo define la Ley 397 de 1997 [Ley General de Cultura], que el Gestor ahora conoce porque se la mencionaron en algún curso, pero que antes de enero no tenía idea de qué era, cómo se estudiaba, qué sectores incluía ni mucho menos que proyectos contemplaba. Y de contera fue nombrado con un salario de secretario de despacho: $2.500.000, los cuales ha estado disfrutando con poca gestión. O sí, digamos que sí ha gestionado, acabando con lo poco que existía de la cultura en Yarumal, la cual hemos salvaguardado durante más de una década, desde cuanto fui parte del Consejo de Cultura y el semestre en que fui Gestor, durante los meses que me dejó trabajar la secretaria Almanzar, de quien me volví enemigo acérrimo por oponerme a sus proyectos de acabar con la biblioteca Epifanio Mejía.

De nada servirán las inversiones del Plan Integral de la Hidroeléctrica Ituango priorizadas el Presupuesto Participativo, destinando recursos para construir dos domos, en el patio central y en el segundo piso, además de hacerle un mantenimiento total al auditorio José Giraldo Bernal, con luces modernas, una mejor acústica y un sonido profesional. Ahora eso será inversión para un espacio privado

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Sí, acepto que mi salida se produjo por el choque con el trío de historiadores: Humberto Barrera Orrego, Orlando Montoya Moreno y Mauricio Restrepo Gil, ante mi propuesta de reformar el Consejo de Cultura conforme a la ley, pero del cual desistí al ver la oposición. Las discusiones que dimos fueron con total respeto y reconocimiento de lo que ellos han hecho por la cultura de Yarumal. Lo que sucedió ahora fue que de un raponazo el actual Gestor disolvió a lo chavista el Consejo de Cultura, con la aquiescencia del Secretario de Educación (que sabe más de maternidad de gallinas) y del Alcalde. Se formó un nuevo Consejo con la participación de 26 personas, me imagino cómo serán las discusiones, que hasta el momento no ha sido funcional.

El grupo Cano Teatro, según me he enterado y he visto en unas fotos que circulan en las redes, fue sacado de la Casa de la Cultura, aunque mucho antes les habían aplicado los santos óleos, ante la renovación del contrato de Rosana Londoño. El espacio que antes ocupaban será entregado a Davivienda. Desconozco cuáles serán las bondades del comodato para un banco, que invertirá no sé cuántos millones, y privar a los yarumaleños de espacios públicos.

Ahora toda sobra y es basura, según puede verse (ver fotos). Cuando no había mucho presupuesto esos elementos sirvieron como utilería para las presentaciones de Cano Teatro, además de otros elementos de los demás procesos.

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En un tiempo, no muy lejano, el Gestor terminará su contrato y dejará, como hizo la secretaria Almanzar, los problemas de sus maravillosos proyectos. Davivienda se apodera de un espacio destinado a la cultura, como parte de su “responsabilidad social” como banco para disminuir impuestos, mientras la cultura está en la calle, buscando quién la apadrine. La cultura de Yarumal está en muerte lenta por un alcalde inculto y por un Gestor que tiene más afán de protagonismo que visión de qué es la cultura. Esa es la inconveniencia de nombrar en puestos a quien no tiene conocimiento de los antecedentes. La improvisación hoy tiene a la Casa de la Cultura como centro de actividades culturales del banco Davivienda.

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