Conrado López Ceballos, «Mi General», un ladrón olvidado
Por: Sergio Mesa Cárdenas
[Este perfil hace parte del libro La Pesada -y otras crónicas del hampa de Medellín y Antioquia-, con el cual concursé en el 2023 en la convocatoria de Sello de Autores Yarumaleños]
1.
«No soy prófugo de ninguna cárcel.
Me sindican de mucho, pero vengo a que me prueben lo que debo», decía en julio
de 1974, desde la cárcel de La Ladera, en Medellín, José Conrado López
Ceballos, Mi General, famoso ladrón que fue considerado por algunos como
el Robin Hood del Norte de Antioquia, quien le robaba a los ricos para darle a
los pobres. «Por grado le gano a Néstor Trejos Marín, ya que él apenas es
teniente y yo tengo un gradito más, no es mi amigo, pero tampoco mi enemigo. Por
otra parte, tampoco soy prófugo, pero voy a responder por lo que sea y a que me
prueben lo que puedan», le dijo Mi General al reportero de crónica roja Alfonso
Upegui Orozco, conocido como Don Upo, en un reporte difundido en el Clarín
del 26 de julio de 1974.
Foto: archivo familiar |
Mi General fue parte de la banda La Pesada, con el Mono Trejos, participando
en varios asaltos en Medellín en la década del cincuenta y del sesenta. Luego
conformó su propia banda.
La entrevista concedida por Mi
General fue un día después de su captura, el 25 de julio, en el barrio La Pegadilla,
en Yarumal, mientras visitaba a una de sus concubinas. Mi General lucía «rozagante
y eufórico, no se le nota muy viejo y presenta una lesión en una pierna que lo hace
cojear seriamente. Dice que recibió la herida cuando se cayó de una mula durante
una correría por el monte». La captura la realizó una patrulla del Distrito Número
Cinco de Policía que le seguía el rastro después del robo al Banco Popular.
También estaba sindicado de fuga de presos por haberse fugado de las cárceles
de Anorí y La Ladera, en Medellín, y de ser cabecilla de una muy bien organizada
banda que dio espectaculares golpes, tanto en Campamento, de donde es oriundo, como
en todo el Norte antioqueño.
Mi General también se había fugado años antes «cuando era trasladado al
municipio de Anorí, en donde se le adelanta una investigación por el asalto a
una mina de oro». En más de tres ocasiones fue detenido y llevado a la cárcel de
La Ladera, en donde conseguía evadirse por algún medio. «En cierta ocasión –según
El Colombiano– lo hizo con dos más, cuando era llevado a Amalfi y de
paso asaltó un carro de pasajeros y robó oro por más de un millón de pesos».
El prontuario de Conrado López
Ceballos, Mi General, se extendía por todo el Código Penal de la época. Desde
robo, hurto, piratería terrestre, abigeato hasta porte ilegal de armas, estando
incurso de delitos de homicidio, luego del enfrentamiento que sostuvo con el
cuerpo de Policía que reaccionó durante el robo al Banco Popular. Al ser
capturado, sus procesos penales se activaron, siendo requerido por el Tribunal
Superior de Antioquia, el Juzgado de Instrucción Criminal de Yarumal y los
Juzgados Superiores de Medellín. El Juzgado 15 de Instrucción Criminal de
Medellín lo solicitaba por estar implicado en el atraco a la Caja Agraria del barrio
Castilla, en Medellín, en cumplimiento de la Comisión del Juzgado Sexto Superior.
Mi General, de amplia trayectoria en el mundo del crimen, era un elemento
hábil. En diciembre de 1970, según un expediente, era solicitado por el Juez
Penal de Yarumal, bajo la sindicación de atraco y robo. En abril de ese mismo
año, pedido por otro juez de la misma jurisdicción, debía responder por delitos
contra la propiedad. El 27 de noviembre fue parte activa en el atraco a la sucursal
de la Caja Agraria del municipio de Amalfi.
En 1971 no contaba con entradas a la
cárcel La Ladera, de Medellín, pero sí tenía órdenes de captura vigentes de Campamento
y Amalfi, por asalto a una mina y a un bus de pasajeros que llevaba oro para Medellín.
Junto con El Pote Zapata y el Mono Trejos, viajó al Nordeste y
asaltó un vehículo que transportaba oro, robándose treinta libras del precioso
metal. En ese mismo tiempo atracó al pagador de una entidad particular. Lo
pedían también jueces de Caucasia y, según el F-2, tenía más de 15 órdenes de
captura expedidas por jueces de diferentes sitios, todas bajo la sindicación de
atraco, robo y asociación para delinquir. También lo solicitaban de Anorí, donde
lo sindicaban de asalto y robo a mano armada. De Caucasia también era requerido
–según telegrama del alcalde de dicha localidad– por homicidio y otros delitos.
El 29 de julio de 1974, después de haber
sido trasladado a Medellín y presentado ante un Juez de Instrucción Criminal,
que lo requerían por diferentes delitos de los que estaba sindicado, fue
llevado a la cárcel La Ladera.
El alias de Mi General lo tomó Conrado López Ceballos de su época del servicio militar, a mediados de la década del cincuenta, cuando estuvo en la presidencia Gustavo Rojas Pinilla, de lo cual hacía alarde. Cuando se convirtió en criminal saludaba a todos sus compinches de «Qué hubo, Mi General».
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Mi General –según El Colombiano–, cuando fue capturado en abril de 1971, era considerado un terrateniente. «Los dos delincuentes [Mi General y El Cejón] tenían una poderosa banda que operaba en carreteras y minas del Nordeste de Antioquia. Se sabe, por ejemplo, que hace varios meses, cuando reunieron buena suma de dinero se trasladaron a Campamento y allí adquirieron fincas de ganado. El Cejón compró “La Esperanza”, en el corregimiento La Chiquita, donde fue aprehendido, y Mi General [la finca] La Bengala, que linda con la anterior». Durante un tiempo, debido al asedio de las autoridades, Mi General se desplazó a Medellín y vivió en la casa de un cuñado, en Bello, mientras que El Cejón se refugió en su finca. «Sin embargo, entre ambos planearon los atracos y convenían el día que se iban a dar cita para ejecutarlos así fuera en Medellín o fuera de esta capital. Lo cierto es y como se recordará, hace meses viene ocurriendo una serie de atracos a entidades semioficiales de las poblaciones, así como asaltos a buses de pasajeros, no propiamente para robar pequeñas sumas de dinero, sino cargamentos de oro que muchas personas acostumbran traer de algunos sitios de Antioquia, camuflados en mercancía diferente y lo que llegaba a conocimiento de los maleantes. Así sucedió hace un año aproximadamente cuando un bus de Amalfi que venía hacia Medellín fue asaltado y robaron una buena cantidad de valioso metal. Los delitos se consumaban en tal forma que no dejaban pistas, de donde dedujeron las autoridades que se trataba de una cuadrilla de maleantes foráneos. Lo mismo ocurrió con varios establecimientos crediticios no solo de esa región, sino del Oriente, hasta donde llegaban los hampones. Tampoco de estos hechos se volvió a saber sobre la identidad de los autores». Con la captura del Mono Trejos, El Cejón y Mi General, pudieron tener claro quiénes era los autores de los asaltos.
3
El 24 de marzo de 1971, después de
varios años de persecución, fue capturado en la finca La Esperanza, en Campamento,
Jorge Martínez Yepes, El Cejón.
El
Comando del Departamento de Policía Antioquia por intermedio de la Oficina de
Relaciones Públicas informa:
Que el
día de ayer [24 de marzo de 1971] a las 05:00 horas, en la vereda La Chiquita,
jurisdicción del municipio de Campamento, finca La Esperanza, fue capturado por
una Patrulla de Carabineros y F-2, al mando del Teniente Pedro Nel Cortez Suárez,
Jorge Martínez Yepes (a. El Cejón), vinculado a una serie de actos delincuenciales
que han tenido ocurrencia en diferentes localidades.
Entre
otros ilícitos, se le vincula al atraco de la Cooperativa de Paños Vicuña,
sucedido en Medellín el 26 de agosto de 1966, delito investigado por el Juzgado
24 de Instrucción Penal Militar, que había impartido orden de captura del
homicidio investigado por el Inspector 1° Municipal de Medellín, autoridad que
ordenó su captura mediante oficio 955 del 5 de noviembre de 1954; de un robo investigado
por el Juzgado Décimo de Barranquilla y del atraco a la familia Mora, sucedido
el 5 de julio de 1970 en el paraje La Montañita, jurisdicción del municipio de
Amalfi.
El
éxito de la operación fue producto de una paciente labor investigativa por
parte del F-2 que logró su localización y de la comisión a la cual se le
encomendó la captura, que después de una penosa marcha logró acercarse al refugio
del antisocial evitando ser descubierta, lográndose constituir un cerco e intimó
su rendición.
Mayor, Carlos Francisco Gaitán Higuera
Jefe de Relaciones Públicas
El 7 de abril de 1971, por su vinculación con el atraco al Banco Cafetero, de Medellín, el Juez Octavo de Instrucción Criminal, dictó Auto de Detención contra El Cejón. Al principio se creó una confusión de que El Cejón habría organizado el atraco al Back of America, pero durante el reconocimiento por el personal de la casa de crédito, se observó que nadie lo había visto. Así se condujo a los del Banco Cafetero, los que sí lo identificaron, y a partir de ese momento surgió la orientación de búsqueda por el conocido delito, que costó la cantidad de 3 millones de pesos.
El 7 de abril de 1973, fue capturado su hermano
Albeiro Martínez Yepes, junto con Mauro Moreno Ortiz y Gustavo Bedoya Guerra,
quienes esa misma tarde fueron llevados detenidos a Yarumal para ser puestos a
disposición del Juzgado 39 de Instrucción Criminal que adelantaba la
investigación del asalto al Banco Popular. El Cejón y Albeiro son
hermanos de Leonel Martínez Yepes, quien cayó muerto por las balas de la policía
en el sitio Canoas, durante la persecución por el asalto en Yarumal. Albeiro
dirigía las acciones desde Medellín, se informó en medios oficiales.
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La tarde del miércoles 5 de abril
de 1973 transcurría con normalidad la vida en Yarumal. Los empleados del Banco
Popular abrieron la sucursal a las dos de la tarde –segunda jornada del día–, y
atendieron el público como de costumbre, entre ellos jubilados del magisterio
que cobraban su mesada los primeros días del mes y comerciantes que consignaban
grandes cantidades de dinero.
Una banda de apaches –como eran llamados
en ese momento los asaltantes–, especializada en robos a bancos y piratería terrestre,
al mando de Conrado López Ceballos, Mi General, quien se encontraba
prófugo, y Jorge Martínez Yepes, El Cejón, preparaba en algún lado del pueblo
el golpe que le asestarían al banco. El asalto fue ejecutado a las tres y diez minutos.
Diez sujetos, tres de ellos vestidos
con prendas militares, quienes se identificaron como miembros del Ejército de
Liberación Nacional (ELN), para despistar a las autoridades, se movilizaban en
un taxi de placas T.A. 2075, de capota blanca, color gris y marca Chevrolet,
que fue robado en la autopista de Bello, al norte de Medellín.
De las personas que se encontraban
en la calle ninguna se dio cuenta de lo que ocurría dentro del banco. Los delincuentes
actuaban con mucha normalidad. Inclusive, todas las personas que iban a entrar
al banco, lo podían hacer. Nada anormal se veía, solo dos agentes –con disfraces–
montando guardia en la puerta principal. Solo que quienes llegaban hasta el interior
del banco, a depositar o retirar dinero, corría la misma suerte de los demás:
tenderse en el piso y ser despojado del dinero.
El golpe fue grande: un millón quinientos
treinta y seis mil trescientos cincuenta y seis pesos ($1.536.356). Un robo millonario
que, en pesos de 2023, representa mil ochenta y nueve millones seiscientos
veintiún mil cuatrocientos sesenta y dos pesos con sesenta y nueve centavos ($1.089.621.462,69).
A los empleados y clientes los despojaron de sus pertenencias. A Ofelia Arango,
quien realizaba una consignación, le quitaron un millón cien mil pesos. Manuel
Villegas, apodado Melaza, le robaron el reloj y un anillo, logrando salvar
veinte mil pesos en efectivo, gracias a que los delincuentes no lo requisaron.
Consumado el delito, con un costal repleto de dinero y dos maletines, los atracadores abandonaron el Banco, seguidos por los dos presuntos agentes de policía. Muchas personas pensaron que se trataba de una remisión de dineros y que era custodiada por agentes del gobierno. Ni siquiera el gerente de la sucursal en Yarumal, Alberto Palacio, se dio cuenta, pues tenía previsto regresar a las tres y veinte minutos. Instantes después del asalto los empleados dieron aviso a la policía. Hubo confusión por cuanto el carro para el servicio de patrullaje policial se encontraba en Valdivia. Los agentes de policía –estos sí reales– solicitaron la colaboración de un taxista, quien se negó, pero luego aceptó ante los requerimientos del teniente José Rafael Salazar.
Los asaltantes abordaron el vehículo, que se encontraba a más de cuarenta metros de distancia del banco, sin tener ningún obstáculo, y trataron de regresar a Medellín por la siguiente ruta: Yarumal, Angostura, Carolina del Príncipe, Gómez Plata, Barbosa y Bello, hasta llegar a Medellín. En el paraje Canoas, en Angostura, fueron interceptados por la policía, desencadenando una balacera. Mi General se dio a la fuga con el botín, según reportaron las autoridades, pero como estaba herido no pudo cargar la totalidad del dinero, el que llevaba en un costal que encontraron ensangrentado.
El Colombiano, 8 de abril de 1971, fotos con escapulario después de ser capturado. |
Inicialmente se reportaron cuatro
muertos: Albeiro Leonel Martínez Yepes (+), hermano de El Cejón, de Angostura;
Fabio Enrique Landeta González (+), de 24 años, de Medellín; José de los Ángeles
Muñoz Serna (+), de 29, de El Socorro, Santander, y residente en Itagüí; Ernesto
Ramírez Navarro (+), de 30, de El Carmen de Viboral, residente en Medellín; y
un desconocido. Los cinco cadáveres fueron montados al vehículo oficial
facilitado para el transporte de la tropa que participó en la persecución.
El Tiempo, 6 de abril de 1973. |
El diario El Tiempo, que en
su edición del 6 de abril tituló «Muertos cuatro asaltantes de banco», informó
lo siguiente:
La Policía combatía esta noche con una banda que asaltó el Banco Popular
de Yarumal y había abatido a 4 de los facinerosos.
Todo indica que los bandidos sobrevivientes no tenían el mínimo de
posibilidades de huir del cerco que les tendió la policía, según dijeron fuentes
de Yarumal.
El choque se originó dos horas después que diez bandidos, tres de
ellos uniformados con prendas militares, asaltaron la sucursal del Banco […], y
se llevaron una suma calculada en 2 millones de pesos a las 3:10 horas de la
tarde.
La banda cayó sorpresivamente sobre la agencia bancaria, intimidó
a diez empleados con armas automáticas y se llevó el dinero en una rápida
operación sin hacer disparos. En dos carros grises, uno de ellos robado a “Auto
Servicio” […].
De inmediato las autoridades de Yarumal dieron aviso y la mayoría
de puestos de la Policía fueron movilizados hacia la región por donde escaparon
los bandidos [el camino a Angostura].
Comisiones del F-2 y del DAS salieron de Medellín, y destacamentos de policía enviaron desde diversos municipios que circundan a Yarumal, lo cual permitió tender un “anillo” a los fugitivos en una operación envolvente […].
Las autoridades de Medellín, que mantenían a las 8 horas de esta noche, permanente contacto radiotelefónico con Angostura, no habían recibido precisiones sobre el número de muertos y heridos, pero se indicó que inicialmente habrían caído 4 de los bandidos. Había datos fragmentarios sobre heridos.
El Colombiano, 7 de abril de 1973, pág. 24 |
Al final –según tituló El Colombiano el 7 de abril–, fue recuperado un millón de pesos. La mañana siguiente del atraco, el teniente Salazar y varios agentes, se trasladaron al lugar donde ocurrió el tiroteo y, en un sitio no determinado, encontraron un costal con parte del botín. Mi General logró huir con quinientos mil pesos.
5
Luego del robo en Yarumal Mi General se dio a la fuga. Fue visto en la frontera con Venezuela. El Colombiano, del domingo 22 de abril de 1973 titulaba: «Cercado “El General” en la frontera colombo-venezolana».
El Colombiano, 22 de abril de 1973, pág. 18. |
«La Policía Técnica Judicial de Venezuela
(PTJ) y el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), en asocio con el F-2,
llevaba a cabo importante operación en la zona fronteriza […] para dar con el
paradero de Conrado López Ceballos, conocido en el hampa como “El General”,
[quien] venía comandando una banda integrada además por José Luis Naranjo
Sierra, Marco Fidel Gaviria Rojo o Rozo Gustavo Eduardo del Río
García, Adolfo Castaño Sierra y Elías Montoya Sierra, quienes hace pocos
días fueron aprehendidos en otra operación llevada a cabo por el DAS que prestó
servicios en la ciudad de Cúcuta, luego del tiroteo. En esa oportunidad logró escabullirse
[Mi General], pero por los informes que poseen las autoridades se le
tiene cercado».
Elías Antonio Montoya Sierra, Toño
Grande, estuvo en varios secuestros –según mi amigo mafiólogo–, «entre
ellos el de una menor de edad de apellido Londoño, cuya familia era dueña de la
empresa Motomarina, ocurrido en agosto de 1980, y fue mantenida cautiva en una
finca campesina en Porce, arriba de los famosos charcos. También estuvo en el
secuestro del industrial William Halaby Mejía. Toño Grande fue capturado
en una casa del barrio San Javier». El jefe de la banda, Óscar Vélez Calle, fue
abatido por el DAS en la finca donde estuvo la menor. En 1975 secuestró al joyero
suizo Carlos Leidner, dueño de la Joyería Suiza, en Junín con Boyacá, en el
centro de Medellín.
Según El Colombiano, «hace
pocos días, cuando se cometió el atraco por más de medio millón y medio de
pesos al Banco Popular de Yarumal, se afirmó que era [Mi General] quien dirigía
la banda [y quien] huyó con más de quinientos mil pesos, habiéndose dirigido a
Cúcuta para luego tratar de pasar la frontera y llegar al estado de Táchira
(Venezuela), junto con otros compañeros».
José Luis Naranjo Sierra, compinche de Mi General, «era bastante conocido de autos [dictados por Jueces de Instrucción Criminal]. Fue uno de los detenidos y sindicados del atraco por tres millones de pesos al Banco Cafetero [en Medellín] ocurrido el 22 de febrero de 1971, en donde estuvieron vinculados Mi General y el Mono Trejos.
Estando en la región Caribe, Mi General se reencontró con sus compinches y se unió al nuevo plan que estaba ideando por el Mono Trejos: robar la sucursal del Banco de la República de Cartagena. En ese mismo plan participó Camilo Arturo Zapata Vásquez, El Brujo, sobrino de El Pote Zapata.
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Una de sus capturas ocurrió en el barrio Cuatro Esquinas: «Hace más de dos años –1974–, cuando huía de la justicia y estaba escondido en Campamento, salió a la zona de tolerancia de Yarumal y se dedicó, con una mujer, a la ingestión de bebidas embriagantes. Se encontraba lesionado de una pierna. Alguien lo delató y en pocos minutos el sector estaba rodeado por más de 50 agentes de policía. Así cayó López Ceballos».
El Colombiano, en su edición del sábado 27 de julio de 1974, publicó la noticia: «Conrado López Ceballos (a. El General), de los más célebres hampones, quien ha pertenecido al grupo denominado “La Pesada”, cayó en poder de la policía cuando se encontraba en la casa de una concubina ubicada en la zona de tolerancia del municipio de Yarumal […]. Era requerido por muchas autoridades, no solo en Antioquia, sino también de otros departamentos por la participación de atracos en mayor cuantía». Estando prófugo y escondido en su finca en Campamento, Mi General salía con frecuencia a Yarumal, pero nadie se atrevía a denunciarlo, unos por temor y otros por aprecio.
El Colombiano, 27 de julio de 1974, pág. 24. |
Inicialmente, fue recluido en la cárcel de La Ladera, en Medellín y, posteriormente, fue trasladado a Popayán, Cauca, donde se ideó un plan de fuga. Para financiar el plan de fuga se habría hecho una colecta de fondos en Campamento.
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José Conrado López Ceballos, Mi General, comenzó su carrera delictiva en la década del cincuenta, «al lado del no menos peligroso delincuente llamado y llamado “El Cerebro” Arturo Zapata (a. El Pote). López Ceballos actúa al lado de Jorge Martínez (a. El Cejón), también de Campamento. Esto ocurría por los años de 1965 y fue cuando por ese entonces se formó en Medellín una de las más poderosas bandas de atracadores de bancos». El Colombiano se refiere a la banda La Pesada, fundada en 1952, siendo muchas las incursiones que, a bancos y joyerías, en pleno centro de Medellín, hicieron Mi General y sus secuaces de La Pesada, haciéndole frente a la policía con poderosas carabinas recortadas.
Mi General fue abatido el 18 de abril de 1976. Tenía en ese momento 35 años. El Colombiano, del lunes 19 de abril, tituló: «“El General” y otro hampón de Medellín perecieron en Popayán».
Un par de delincuentes que hacían parte de “La Pesada” de Medellín, fueron abatidos a tiros de fusil en una refriega ocurrida en la penitenciaria de Popayán y cuando intentaron llevar a recto una fuga masiva por uno de los abatidos.
El Colombiano, 19 de abril de 1976, pág. 26. |
Se trataba de Conrado López Ceballos (a. El General), y José
Nelson Urquijo Arango, quienes, en meses pasados, por orden de la Dirección
General de Prisiones, habían sido remitidos en ese entonces de la cárcel La Ladera,
a la penitenciaría de Popayán.
Quien dirigió la fuga fue López Ceballos, este se asesoró de los hampones
más peligrosos de ese establecimiento y que estaban, como él, condenados a más
de 25 años de prisión. Entre estos se contaba Urquijo, quien debía purgar una
pena de 31 años de presidio por asesinato y otros delitos cometidos en la
ciudad de Medellín en atracos.
Los guardianes del establecimiento, ante el ataque de la cuadrilla
dirigida por El General, debieron hacer uso de sus fusiles y repelerlos hasta
causarles la muerte a los que dirigían la evasión.
Los hechos
La penitenciaría de Popayán funciona a pocos kilómetros de la capital
caucana a donde son llevados por orden de la Dirección General de Prisiones,
condenados a largos años de presidio y que no han podido ser conducidos a la
isla prisión de la Gorgona.
Entre los muchos penados estaban José Conrado López Ceballos, de
35 años, condenado por el Tribunal Superior y José Nelson Urquijo Arango,
condenado a 31 años, quien también había planeado una fuga el 27 de febrero
pasado.
A su llegada a Popayán “El General” se unió a Luis Carlos Orrego
Posada, Edmundo Hernán Chávez Delgado, recluidos allí por triple asesinato en
la persona de Víctor Hernando Sánchez Delgado, María Inés Muñoz y Marco Aurelio
Guatapo Jiménez por insucesos registrados en la región de Dos Brazo, el 15 de marzo
de 1973.
El Plan
“El General”, elemento bastante audaz, comenzó a planear la fuga y
para ello contó con la colaboración de los individuos antes mencionados, entre
los que se contaba su paisano Urquijo, evasión que se cumpliría en la noche del
miércoles 14 del presente mes [abril].
Efectivamente los delincuentes lograron abrir las puertas de los
locales y, cuando pretendían saltar el muro, fueron sorprendidos con la
presencia del director de la penitenciaría, Fernando Ospina Mercado con varios
guardianes, le hicieron frente a los antisociales, quienes estaban armados de
sendos cuchillos y amenazando pretendieron intimidar a las autoridades.
La refriega
José Conrado López Ceballos (El General), dio la orden de atacar y
fue cuando el regente de la penitenciaria y sus colaboradores respondiendo al ataque,
utilizaron sus armas. Los proyectiles hicieron blanco en el cuerpo del primero,
quien cayó fulminado, mientras sus seguidores intentaron rendirse, pero ya las
balas también habían alcanzado a José Nelson Urquijo. Cuando esto ocurría los
demás reclusos, llenos de pavor, emprendieron la retirada y se replegaron hacia
los pabellones.
Después de estos hechos se logró la normalidad en el plantel. Luego
los presos fueron retornados a sus celdas.
Los dos maleantes muertos en la penitenciaría de Popayán eran bastante conocidos en los anales del hampa.